El ruido ambiental se ha visto fuertemente incrementado en las últimas décadas como consecuencia del crecimiento experimentado por los países desarrollados en su actividad industrial y el aumento del volumen de tráfico, entre otros motivos.
Ante esta contaminación acústica y los nocivos efectos para la salud de las personas, las distintas Administraciones han impuesto unos niveles límite a no superar en el desarrollo de las actividades con el fin de que no causen molestia para las personas y ecosistemas.
Bajo el marco normativo vigente, y con el fin de prevenir la contaminación acústica, ICMA lleva a cabo estudios de evaluación y gestión del ruido ambiental. Para ello, se miden los niveles de inmisión sonora en el ambiente exterior producida por fuentes como el tráfico, actividades industriales, etc. a partir de estos datos y de las nuevas infraestructuras y desarrollos previstos, se evalúa el impacto acústico proponiendo medidas que atenúen el impacto.